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FERIA DE COLMENAR VIEJO

Los músicos parecían los culpables

Miguel Ángel de Andrés (Madrid)

Martes 30 de agosto. Cuarta de Feria. 6 toros de Gavira, sustituyendo a la anunciada de Buena Vista por la enfermedad de la lengua azul, chicos en general, y juego desigual, el 2º manso, fue pitado en el arrastre, 5º y 6º devueltos a los corrales por su escaso trapío; 5º bis, primer sobrero, de José Luis Pereda, bien presentado, manso, pitado en el arrastre; 6º bis, segundo sobrero, de La Laguna, chico, feo de pitones, flojo. Jesulín de Ubrique, que sustituida a Enrique Ponce herido, (silencio y palmas); Manuel Jesús "El Cid" ( saludo desde el tercio y saludo desde el callejón); Matías Tejela ( silencio y oreja). Se guardó un minuto de silencio al cumplirse el vigésimo aniversario de la muerte de José Cubero "Yiyo" en el ruedo de esta plaza. Tres cuartos de entrada.

Al comienzo del festejo se guardó un minuto de silencio, por decir alguna medida temporal comprensible, porque los minutos de silencio en los toros son los más cortos del universo, el de ayer, y reloj en mano, duró apenas veinticinco segundos, por conmemorar el vigésimo aniversario de la muerte del joven José Cubero "Yiyo".

Aquella tarde de 1985, y coincidiendo con la mejor de las Ferias hasta ahora programada en el ruedo colmenareño, Yiyo entró en el cartel sustituyendo a Curro Romero que estaba lesionado, y lo que podía haber terminado en una gran y alegre tarde, lo hizo con la mayor tragedia que se recuerda por estos lugares. Sangre de torero, y vida joven marcando la tradición de un pueblo de gestas ganaderas. Yiyo, torero, compartiendo glorias con Aleas, Gómez o Martínez, ganaderos de tronío.

La tristeza del recuerdo parecía planear sobre la arena del ruedo, y Jesulín andaba tras el chico, feo y manso primero de la tarde, que tan pronto, en el tercio de varas, recibía dos picotazos en el uno, otro en el tres, uno más en el seis y otro en el cuatro. Comenzó su faena con la derecha en el dos, y tras un par de tandas de poco resalte, el toro se va a la jurisdicción del seis, nuevas tandas con la derecha y naturales sin cruzarse. Había más apatía que otra cosa, y por si acaso algo se arreglaba, la banda que comenzó a tocar; recibió la primera bronca de la tarde, cesó la música; a esto, toro y torero ya estaban a la altura de la puerta principal, dale que dale a derechazos de poca calidad.. El Presidente ordena el aviso antes de que entrara a matar. Pinchazo en el uno, media estocada en el dos, rueda de peones en el tres y descabello en la puerta de toriles. Se silencio su movida actuación.

Seguía cierta contrariedad en el aire, cuando El Cid lanceó con desigual acierto al chico, feo y cómodo segundo. Con tardanza se arranca de lejos al caballo y recibe una larga vara. El quite por verónicas tiene calidad y temple; pero la media le sale enganchada. Comienza la faena de muleta, en el centro, con la mano izquierda pero no termina de haber acoplamiento, con la derecha templa pero no liga. El público sigue abatido y la música se arranca con el pasodoble, segunda bronca de la tarde para la banda, parece que toda la culpa la tienen ellos. Dejan de tocar. El Cid con alardes valentones se coloca entre los pitones porque el toro ya no pasa. Tras ejecutar una gran estocada, su labor es premiada teniendo que salir a saludar al tercio.

El tercero de la tarde tiene las mismas características de sus hermanos, aunque se quedó muy fijo en el caballo; pero sin apretar el piquero Tejela toreó bien con el capote tanto a la verónica al recibirle como en un quite por chicuelinas. En la faena de muleta destacó en las series de redondos muy lentos y con mucho temple. Tras tres pinchazos el toro se tumba. Se silencia su labor.

El cuarto era otro del mismo estilo, aunque más cornalón. Jesulín no fue capaz de llevar alegría a los tendidos, su faena poco dijo a un respetable que parecía dormitar o charlar con el vecino de localidad, Mató de estocada y se le premió con palmas.

El quinto de la tarde de la ganadería titular de Gavira era igual de chico que sus otros hermanos; pero el público se reveló, fue como si dijera hasta aquí hemos llegado y protestó con fuerza hasta que el Presidente le mandó a los corrales. El quinto bis, sobrero, era de Pereda, bien presentado pero muy manso. El toro andaba suelto en varas y banderillas y terminó por saltar al callejón, sin que ocurriera ninguna desgracia. De vuelta al redondel trajo a mal traer al Cid, sin que este consiguiera que pasara ni una sola vez. Mató de un bajonazo y escuchó ovación saludando desde el callejón. En el mal trance de la lidia de este toro contó con el bien hacer de El Boni, siempre atento.

El sexto titular también fue devuelto por las mismas razones que su hermano y salió en su lugar uno de La Laguna, también mal presentado, se protestó pero como si nada, le mantuvo en el ruedo. La faena de muleta de Matías Tejela, tuvo ante todo la intencionalidad de enmendar el desastre de la tarde, quedando finalmente demostrado que no eran los músicos los culpables, que ya fuera de sospecha, acompañaron musicalmente su actuación por ambas manos, que, aunque de cierta calidad, estuvo falta de temple y ligazón. Mató de bajonazo que no fue impedimento para que le concedieran la única oreja del festejo.

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